Popayán ¿Blanca o mestiza?

Sabemos por nosotros mismos que Popayán es llamada la ciudad blanca de Colombia. Este nombramiento nace a principios del siglo XX debido al predominio del color blanco en la arquitectura del sector histórico que se ha convertido en una marca identitaria que opera en el imaginario social al modo de una metáfora urbana.
Las paredes de la ciudad impregnadas de cal, elemento que se utilizo como recurso medicinal para el control de la plaga de niguas a pasado de saneamiento ambiental a control moral, marcando las fronteras territoriales de lo histórico con relación al espacio excluido del discurso colonial, la ciudad se polariza entre un centro homogéneo separado de sus periferias.
Recordemos que las paredes de la ciudad son pintadas antes del inicio de la semana mayor, recurso utilizado para limpiar las diferentes marcas; como graffitis, esténciles u otros tatuajes urbanos. Al pintar, limpia sus males aboliendo la diferencia cultural, olvidando que negros, blancos, mestizos, campesinos e indígenas convivimos desde hace tiempo y que pertenecemos a una misma ciudad.

Otra mirada de la Semana Santa

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La ciudad de Popayán especialmente en semana Santa abre sus puertas para que muchas personas que estén interesadas en conocer su arte, se den un recorrido por los principales museos y casas coloniales de la ciudad. Estas muestras van desde la fotografía, la pintura, la música, hasta la escultura, la facultad de artes de la universidad del cauca con su sala de exposición no se quedo atrás presentando la exposición del maestro Adolfo Torres, profesor de la facultad de artes de la universidad que después de sus dos años sabáticos nos sorprende con una puesta en escena de sus obras rompiendo los limites clásicos de hacer arte en la ciudad.

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Popayán es una ciudad Barroca?

Popayán fue fundada en lo que ahora se conoce como una región de alto riesgo sísmico, volcánica por añadidura y ha sido semidestruida repetidas veces por otros tantos terremotos, entre los cuales los más intensos han sido los de 1736 y 1983. En ambas ocasiones fue necesario concentrar recursos y esfuerzos, no en la expansión citadina sino en la reconstrucción de lo destruido o averiado.

Popayán, al contrario de Cartagena y Mompox, ciudades de trazado irregular, y al igual que Santa Fe de Bogotá, Tunja o Pamplona, es un buen ejemplo de trazado geométrico "clásico", según las tradiciones del sur y centro de España, conformado por una retícula razonablemente ortogonal de calles, más o menos orientada a los cuatro puntos cardinales. Al terminar el siglo XVIII no llegaban a cincuenta las manzanas trazadas, así fuese parcialmente, en prolongación de la cuadrícula original basada en la plaza mayor de la ciudad, es decir, una expansión de apenas unas cuarenta manzanas en algo más de doscientos años. El rostro de le ciudad, y por lo tanto, su carácter urbano, tal como llega a los comienzos del siglo XX, se debe ante todo a las superposiciones urbanísticas y arquitectónicas llevadas a cabo durante la segunda mitad del siglo XIX, sobre lo que fue pasible reconstruir desde el segundo tercio del XVIII hasta el final del periodo colonial. Lo que singulariza a Popayán entre las ciudades de origen colonial en Colombia es esa hibridación urbanística y arquitectónica causada accidentalmente por movimientos sísmicos. Estos no podían borrar el trazado urbano, pero sí lograron alterar decisivamente su volumetría y el lenguaje tradicional de su arquitectura.

La tendencia formal derivada de lo anterior fue la de enfatizar la armonía formal urbana ye existente, minimizando diferencias entre fachadas y nivelando cualitativamente el lenguaje barroco de éstas. Las variantes formales en los frentes de las calles no desaparecieron par entero, pero quedó aparente en toda la ciudad, sus principios básicos eran tan escasos como bien observados.

La nueva ciudad fue construida con un nuevo espíritu, con énfasis en los enormes templos, en los que la riquísima y prolija ornamentación barroca parecía ser la expiación del inmediato pasado. Las casas cuarteles fueron reemplazadas por palacetes llenos de gracia, con sus alquerías interiores en las que se mezclaban los pilastrones del orden jónico o toscano en las obras y el mudéjar en las de ladrillo. En Popayán la unanimidad no es sinónimo de uniformidad.
Si quieres saber más sobre la arquitectura de Popayán visita este Link.